miércoles, 15 de mayo de 2013

LA APARICIÓN DE UN NUEVO TIPO DE PACIENTE EN LA RELACIÓN TERAPÉUTICA Y EL NEOPATERNALISMO MÉDICO

Artículo publicado en la Revista "Bioética&Debat".


Reseña:

I.- INTRODUCCIÓN. II- LA APARICIÓN DE UN NUEVO PACIENTE EN LA RELACIÓN TERAPÉUTICA: DEL PACIENTE EXPERTO AL PACIENTE INTELIGENTE. III.- EL REGRESO DEL PATERNALISMO ANTE EL NUEVO TIPO DE PACIENTE. IV.- CONCLUSIONES.

RESUMEN: La transición inacabada del secular paternalismo a la autonomía ha hecho entrar en crisis la relación médico paciente, siendo el derecho positivo el que ha impuesto un régimen legal de obligada autonomía. El dilema se basa en que en la actualidad estamos en “tierra de nadie”: no debe haber paternalismo, pero existe, y debe haber autonomía, pero se duda de ella. A ello se añade un nuevo factor, que altera la relación terapéutica, cual es la aparición de un nuevo tipo de usuario de la sanidad, de un nuevo tipo de paciente, que ha sido denominado de forma distinta como “activo”, “experto” o “inteligente”, para en definitiva resaltar la existencia de un nuevo rol del paciente en el sistema sanitario que conlleve la necesaria superación de los arquetipos actuales con el surgimiento de un tipo de relación denominada “relación consensual”, “medicina asertiva”, “reconocimiento recíproco”, “calidad asistencial”, “autonomía relacional” o, como propugnamos, “Nuevo Paternalismo”. En definitiva todas estas acepciones buscan la superación del actual hieratismo, y se mueven en el amplio espectro que surge entre los dos pivotes que conforman el paternalismo y la autonomía, buscando un consenso que puedan obtener beneficio de los aspectos positivos de ambos. Se propugna que el médico lidere la relación terapéutica a través de la RMP sugerida y basada en este Nuevo Paternalismo que parte de esta premisa, rehabilitar la confianza en el seno de la relación médico-paciente como única vía de volver a estimar al médico como autoridad moral frente al paciente.

martes, 7 de mayo de 2013

Canarias cuenta con el menor índice de fecundidad de España

   Canarias, con una tasa del 1,05, es la comunidad autónoma con menor índice de fecundidad de España, lejos de la media europea (1,57) y del nivel de reemplazo generacional (2,1). Así lo recoge un informe difundido en enero por el Instituto de Política Familiar (IPF), realizado a partir de datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y de la Oficina de Estadística Europea (Eurostat). Sebastián Hernández, jefe de Ginecología del Vithas Hospital Santa Catalina, de Las Palmas de Gran Canaria, recordó que "las mujeres retrasan cada vez más la maternidad, lo que puede producir algunos problemas, ya que una vez que la pareja decide tener hijos puede que la única solución sea acceder a las técnicas de reproducción asistida que no todos se pueden financiar debido a la crisis."

   Podemos recordar en este punto el Informe (2010) de Manuel Herrera-Hernández, Ex presidente de la Sociedad Canaria de Pediatría,


   (http://www.scptfe.com/inic/download.php?idfichero=536)


 “Además de la baja natalidad y fecundidad, problemática común en toda España y también en gran parte de Europa, Canarias cuenta con un problema añadido, y es la elevada tasa de fecundidad a edades tempranas de 15 a 19 años, y a edades más tardías de 40 a 44 años. La fecundidad en Canarias está muy polarizada en los primeros y últimos tramos de la fertilidad .Si comparamos las tasas específicas de fecundidad por edad comprobamos que Canarias presenta mayor tasa de nacimientos a edades muy tempranas, muy por encima de la media española, y también a edades más tardías a partir de los 40 años."


   A este respecto hay que señalar que se ha aportado el dato correspondiente a la fecundidad y no a la natalidad. como se ha repetido en algunos medios. Recordemos que se entiende por fecundidad la capacidad reproductiva de una población. Es diferente del término fertilidad que se refiere a la capacidad física de las parejas para reproducirse.

   Fecundidad es el número de niños nacidos vivos en una población; guarda directa relación con la fertilidad y con la edad al casarse o cohabitar, la disponibilidad y empleo de métodos anticonceptivos, el desarrollo económico, el estado social de la mujer y la estructura por edad y sexo. En concreto, se define la tasa general de fecundidad como el número de nacidos vivos por 1.000 de mujeres comprendidas entre los 15 y 49 años en determinado año, es decir mide la frecuencia de los nacimientos en el seno de la población femenina en edad fértil o reproductiva (la edad entre la menarquia y la menopausia). Así pues, la tasa general de fecundidad es mucho más indicativa de los cambios en la fecundidad efectiva que la tasa bruta de natalidad que se limita a indicar el número de nacidos vivos por 1.000 habitantes en un determinado año, es decir la relación entre el número de nacidos vivos durante un año dado y la población media de ese año y la medida más generalmente empleada.

jueves, 2 de mayo de 2013

Profesionales de la salud: "burócratas y geógrafos de valores" (Engelhardt)

Reproducimos esta entrada del Blog "Bioética, Sociedad y Cultura":
 
"Situemos a este autor en su contexto. H. Tristam Engelhardt es un exponente paradigmático de la Bioética contemporánea y representa perfectamente los planteamientos dominantes de la Bioética de los EE.UU., por la que todos los derechos deben quedar subordinados al derecho a la libertad, lo que supone que el principio de beneficiencia debe ceder ante el de autonomía; es representante por tanto de la concepción dualista o personismo que contrapone vida biológica a vida personal, lo que supone la negación de derechos a los no conscientes; dicho de otro modo, se desprecia la naturaleza al considerar que sólo la cultura como técnica o dominación de la naturaleza crea derechos. Este autor jerarquiza a los seres humanos en razón de la posesión o no de la autoconciencia y de la libertad. De este modo separa entre seres humanos biográficos o culturales – como los adultos – de los seres humanos simplemente biológicos, que no tienen derechos – como los niños-.

El ser adulto, consciente y competente, es digno, merece respeto y tiene derechos, en cuanto que sólo el es agente moral, ya que sólo la autonomía atribuye derechos. Sin embargo se niega esa dignidad, respeto y derechos a los seres humanos no autoconscientes (embriones, anencefálicos, niños pequeños) que sólo lo tendrán en función del valor e interés que sobre ellos tenga alguien dotado de autonomía.

Con la señalada expresión, en su obra “Los fundamentos de la Bioética”, se plantea el dilema moral al que deben enfrentarse los profesionales de la salud en una sociedad democrática, pluralista, abierta y con opciones morales en muchos casos enfrentadas.

Un hecho que resulta evidente es que el país protagonista de este proceso ha sido los Estado Unidos. La bioética es un producto típico de la cultura norteamericana. Ello se explica fácilmente por varios motivos. Uno, por el papel hegemónico que esta nación ha tenido en Occidente en todos los órdenes de la vida –económico, político, industrial, científico o tecnológico, etc.- a partir del final de la Segunda Guerra Mundial. Así, también la medicina occidental y todo lo que la rodea ha llegado a estar dominada por el coloso norteamericano. Otro motivo fundamental es que este país ha sido de los primeros que ha tenido que afrontar el problema que produce el pluralismo cuando un mismo hecho tiene que ser enjuiciado éticamente por varias personas con credos morales diferentes, y el respeto que hunde sus raíces en el propio origen de la nación norteamericana. Por ello, la bioética norteamericana es la respuesta al reto planteado por la convivencia en un mismo centro sanitario de médicos, enfermeras y pacientes con convicciones éticas absolutamente dispares.

Como quiera que el consenso moral es prácticamente imposible – sobre todo en las comunidades de donde surge el autor, EE.UU., en que conviven un crisol de razas y religiones - se debe buscar un punto de encuentro, y esto se virtualiza en un consenso jurídico o legal, es decir un pacto para que corrientes antagónicas encuentren los mínimos comunes requeridos para llegar a un diálogo eficaz y que esos mínimos sean legales.

Un aspecto central de la Bioética está precisamente en el reconocimiento de la pluralidad de opciones morales que caracteriza a las sociedades actuales y en propugnar la necesidad de establecer un mínimo marco de acuerdo por medio del cual individuos pertenecientes a comunidades morales diversas puedan considerarse ligados por una estructura común que permita la resolución de los conflictos con el suficiente grado de acuerdo. La elaboración de unos procedimientos de toma de decisiones en las que todos los implicados puedan participar, supone un paso de importancia fundamental. Pero en último extremo, si no hay acuerdo, el Derecho deberá establecer los límites de lo permitido; de ahí deriva la estrecha relación entre la Bioética y el Derecho, entendido como norma de conducta que emana de la voluntad de todos. Las normas jurídicas poseen una evidente relación con las morales, aunque no dependan de la ética para su configuración. En este entorno los Derecho Humanos constituyen a la vez las bases jurídicas y el mínimo ético irrenunciable sobre los que se asientan las sociedades democráticas, siendo su respeto y promoción la mejor pauta para fijar unos criterios, representando el consenso en torno a cuáles son las exigencias de la dignidad humana.

A eso quizá tiende la Bioética, al reconocimiento de la pluralidad de opciones morales existentes, propugnando la necesidad de establecer mínimos acuerdos. Si no hay acuerdo el Derecho debe establecer los límites de lo permitido.

Es en este entorno donde surge la expresión “burócratas que les recuerdan a los pacientes sus derechos y las circunstancias en que sus exigencias puedan quedar limitadas”, lo que supone la existencia de “normas y formulaciones burocráticas” que den en definitiva seguridad jurídica al encuentro entre “extraños morales”. Ello se virtualiza, entre otras, en el denominado “consentimiento informado”, que si bien debe entenderse como un “Proceso”, en realidad, lamentablemente, se ha convertido en estricto y mero “procedimiento”, en definitiva el mero cumplimiento de unos requisitos administrativos obligatorios por Ley – en España recogidos en la Ley 41/2002, de 14 de noviembre, de Autonomía del paciente -, que deviene en definitiva en la denominada “medicina defensiva”.

Por otra parte, ciertamente Engelhardt parte de una semejanza muy gráfica al denominarlos “geógrafo de valores”. Buscando un símil con la geografía (“ciencia que estudia la descripción física de la tierra”), podríamos hablar de una “geografía moral”, que estudiaría la simple descripción moral de las personas. En ella el “observador” aparece como tercera persona, imparcial y objetivo, sin tener necesariamente una “implicación moral” con el paciente, pero comprendiendo, aunque no se comparta, los cuestionamientos morales que puedan plantearse en el sujeto. Ello nos llevaría, incluso, a las consideraciones expuestas por Peter Singer – exponente del utilitarismo – que en “Ética Práctica” señala que “la ética nos exige que trascendamos el yo y el tú para pasar a la ley universal, al universalizable, al punto de vista del espectador imparcial, del observador o como sea que decidamos llamarle”. Aceptando que los juicios éticos deben ser formulados desde un punto de vista universal, se acepta que “mis” propios intereses no pueden, por el sólo hecho de que son míos, contar más que los intereses de cualquier otro. Es decir tener en cuenta los intereses de todos aquéllos a quienes mi decisión afecta, me exige que sopese esos intereses y adopte la línea de acción que tenga más probabilidad de considerar al máximo los intereses de todos los afectados.

Engelhardt lo manifiesta también, - como resalta D´Agostino en “La Bioética como problema jurídico”- al considerar “la incapacidad de la razón para imponer a esta sociedad el reconocimiento de cualquier canon moral llamado a resolver todas las dificultades”, ya que la filosofía moral, tal como se la concibe en la actualidad, no puede disponer de principios guía que permitan regular cualquier tema."